Alerta en Islandia: Erupción volcánica en Grindavik amenaza poblados

Este lunes, autoridades islandesas confirmaron la erupción volcánica en Grindavik, situada en el suroeste de Islandia. La actividad volcánica inició tras semanas de relativa calma en la región, poniendo en riesgo un pueblo pesquero que ya fue evacuado, así como una central eléctrica y la principal atracción turística del país.

La lava fluye del suelo cerca de Grindavik, una ciudad que previamente había sido evacuada a principios de noviembre debido a intensa actividad sísmica. Ubicada en la península de Reykjanes, aproximadamente a 40 kilómetros al suroeste de la capital, la erupción ha generado preocupaciones significativas.

La erupción en Grindavik comenzó a las 22:17 horas, según la Oficina Meteorológica. Para confirmar la ubicación precisa y el tamaño de la erupción, un helicóptero de la Guardia Costera despegará en breve.

Bjarni Benediktsson, Ministro de Exteriores de Islandia, informó: “Ha comenzado una erupción volcánica en la península de Reykjanes. La erupción tiene una longitud de unos 3.5 kilómetros cerca de Sundhnúka, al norte de Grindavik, donde se han dado órdenes de evacuación”.

Hasta el momento, no se han registrado interrupciones en las operaciones del principal aeropuerto internacional, Keflavik.

Thor Thordarson, profesor de vulcanología y petrología de la Universidad de Islandia, describió la erupción como «efusiva», con lava fluyendo desde una fisura de dos a tres kilómetros al norte de Grindavik, alcanzando alturas superiores a los 100 metros. Se destaca que la erupción tiene una descarga relativamente alta en comparación con eventos previos en la misma zona.

La península de Reykjanes había permanecido inactiva durante casi 800 años hasta principios de 2020, cuando se observó una intensa actividad sísmica y el magma emergió en 2021. Posteriormente, volvió a emerger en agosto de 2022 y julio de 2023.

Expertos advierten que las erupciones que se extienden hacia el mar pueden volverse explosivas, produciendo cenizas que podrían afectar el tráfico aéreo. La erupción actual se presenta como un fenómeno que desafía la relativa inactividad de la región en los últimos siglos.

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