En Oaxaca, un grupo de productores en la región del Istmo ha emprendido esfuerzos para impulsar el cultivo del cempasúchil criollo, una flor emblemática de la celebración del Día de Muertos en México.
Su objetivo es crear conciencia entre los consumidores sobre la importancia de evitar la adquisición de flores de semillas chinas o peruanas de calidad inferior.
Durante décadas, México ostentó el título de principal productor mundial de cempasúchil gracias a sus cultivos criollos. Sin embargo, en el año 2000, una empresa de la India incursionó en la creación de semillas sintéticas, lo que marcó un cambio en la industria.
A pesar de enfrentar dificultades como la escasez de lluvias y recursos limitados para la siembra, productores locales han logrado mejorar y seleccionar sus semillas, manteniendo la tradición.
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Para estos productores, la introducción de flores de semilla sintética representa una amenaza, y están decididos a preservar este cultivo. Romeo enfatiza que la flor criolla se distingue por su aroma característico, lo cual la hace única.
La producción de flores criollas ha disminuido en los últimos años, por lo que productores se esfuerzan por mantener viva la identidad de esta planta, que es parte fundamental de la rica tradición del Día de Muertos en México.
