Este sábado, un convoy de 20 camiones con ayuda humanitaria finalmente ingresó a la asediada Franja de Gaza, donde cientos de miles de personas se encuentran en una desesperada necesidad de asistencia. Esta acción sigue a la liberación, el día anterior, de dos mujeres estadounidenses que habían sido secuestradas por el movimiento palestino Hamás durante su sangriento ataque contra Israel el 7 de octubre.
Los camiones atravesaron el puesto de Rafah, en la frontera entre Egipto y la Franja de Gaza, marcando un paso importante en la entrega de ayuda a la población afectada por el conflicto. La comunidad internacional está observando con atención este primer envío de ayuda humanitaria, y el coordinador de operaciones de emergencia de la ONU, Martin Griffiths, enfatizó que «este primer convoy no debe ser el último».
Desde el lado egipcio, más de 175 camiones cargados con ayuda humanitaria han estado esperando la oportunidad de entrar en la Franja de Gaza, que está bajo el control del movimiento islamista palestino Hamás.
En medio del conflicto que ha durado quince días, estos camiones están marcando una diferencia significativa en la vida de los 2.4 millones de habitantes de la Franja, que se han visto privados de recursos esenciales como agua, electricidad y combustible. El secretario general de la ONU, Antonio Guterres, expresó que estos camiones son una cuestión de «vida o muerte» para la población.
Según las cifras proporcionadas, más de 1,400 personas, en su mayoría civiles, han perdido la vida en el ataque sin precedentes lanzado por Hamás contra Israel el 7 de octubre. Además, al menos 4,385 personas han perdido la vida en la Franja palestina debido a los bombardeos israelíes en respuesta, según el Ministerio de Salud de Hamás.
Israel ha informado sobre la muerte de alrededor de 1,500 combatientes de Hamás en su contraofensiva para recuperar el control de las zonas atacadas en el sur del país. Trágicamente, al menos 17 empleados de la agencia de la ONU para los refugiados palestinos (UNRWA) se encuentran entre las víctimas en Gaza.
En un intento por resolver la crisis, Hamás liberó a dos ciudadanas estadounidenses, Judith Raanan y su hija Natalie, tras la mediación de Catar. A pesar de este gesto, cerca de 200 personas aún se mantienen secuestradas por el movimiento palestino.
Los esfuerzos diplomáticos por evitar una escalada regional se están intensificando. Egipto, como potencia regional y el primer país árabe en normalizar sus relaciones con Israel, acogió una «cumbre por la paz» en El Cairo. La cumbre contó con la presencia del jefe de la ONU, líderes europeos, el rey de Jordania, el presidente de la Autoridad Palestina y varios ministros de Relaciones Exteriores, aunque no hubo participación de representantes estadounidenses.
El presidente de Estados Unidos, Joe Biden, quien anunció previamente un acuerdo para permitir la entrada de ayuda humanitaria en Gaza, expresó su creencia de que Hamás provocó el conflicto para obstaculizar el proceso de acercamiento de Israel con Arabia Saudita.
En medio de las multitudinarias manifestaciones de apoyo a los palestinos en países árabes y musulmanes, Israel instó a sus ciudadanos en Egipto y Jordania a abandonar estos territorios. La situación en la región sigue siendo tensa y requiere una atención continua por parte de la comunidad internacional.
