Manaos, Principal Urbe de la Amazonía Brasileña, está Sofocada por una Nube Tóxica

Nube Tóxica

La ciudad de Manaos, la principal urbe de la Amazonía brasileña, lleva días sofocada por una nube tóxica que ha envuelto a sus dos millones de habitantes. Esta situación es consecuencia de los incendios que han sido provocados por lo que el Ministerio de Medioambiente ha calificado como «criminales».

Desde el miércoles, los incendios en la Amazonía han generado una densa capa de humo gris que cubre la capital del estado Amazonas, en el norte de Brasil. La calidad del aire en la ciudad es ahora una de las peores del mundo, según el World Air Quality Index.

«Ese humo nos está perjudicando. Muchos no tienen conciencia de que están quemando el bosque, y muchos animales están muriendo (…) Es triste, y nos causa dificultades. Yo ando con máscara para no respirar ese aire tóxico porque ya tengo problemas de salud», expresó María Luiza Reis, una residente de Manaos de 72 años.

Las autoridades sanitarias han urgido a la población a minimizar al máximo su exposición al humo en los próximos días. Existen «riesgos importantes, principalmente en lo que respecta a enfermedades respiratorias», advirtió Marcio Garcia, director del Departamento de Emergencias en Salud Pública del Ministerio de Salud, en una conferencia de prensa en Brasilia.

El estado de Amazonas está enfrentando el peor octubre en términos de focos de incendio en los últimos 25 años, según datos del Instituto Nacional de Investigaciones Espaciales (Inpe). Hasta el jueves, el Inpe registró 2,770 focos activos durante este mes, lo que representa un aumento del 154% en comparación con el mismo período del año 2022.

El gobierno brasileño anunció este viernes el envío de dos helicópteros y 149 brigadistas adicionales, que se sumarán a los 140 que ya estaban combatiendo los incendios en la región.

En una conferencia de prensa, la ministra de Medioambiente, Marina Silva, relacionó los incendios con «criminales» que los utilizan para limpiar el suelo y prepararlo para la agricultura o la ganadería después de deforestar la superficie. Silva afirmó que en la Amazonía no existen incendios naturales.

Estos incendios se están produciendo en medio de una sequía extrema en la región, lo que ha llevado a niveles críticos en los cauces de los ríos, dificultando el transporte y el aprovisionamiento para alrededor de medio millón de personas.

 

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